Internet espacial chino gana terreno con Qianfan 4.0

China consolida su presencia en el internet satelital con el cuarto lanzamiento de la constelación Qianfan, que aspira a superar las 15 000 unidades para 2030 y competir directamente con Starlink.

El pasado 6 de junio de 2025, desde el Centro de Lanzamiento de Taiyuan, en la provincia china de Shanxi, se lanzó exitosamente un nuevo lote de satélites de órbita baja (LEO) con el cohete Gran Marcha-6 modificado. El despegue tuvo lugar a las 4:45 a.m. (hora de Beijing) y supuso la misión número 580 de esta familia de lanzadores.

Este cuarto grupo de satélites refuerza la constelación de internet Qianfan —también conocida como «Spacesail» o G60— en el marco de un cronograma que contempla 648 satélites operativos en su primera fase para 2025 y una expansión hasta 15 000 unidades en 2030.

Más allá de sus implicaciones técnicas, este lanzamiento marca un avance estratégico de China en el mercado global de internet satelital. El proyecto Spacesail, patrocinado por Shanghai Spacecom Satellite Technology con el apoyo del gobierno municipal y de la Academia China de Ciencias, se perfila como principal competidor de Starlink, la constelación de SpaceX que supera los 5 500 satélites activos.

En paralelo, la constelación Guowang, impulsada por la Corporación de Ciencia e Industria Aeroespacial de China (CASIC), planea desplegar más de 13 000 satélites para garantizar servicios de internet globales con enfoque en seguridad nacional. Además, el proyecto «Constelación de los Tres Cuerpos» ya integra 2 800 nodos de inteligencia artificial y supercomputación en órbita, inaugurando nuevos servicios de análisis de datos en tiempo real en el espacio.

Estas iniciativas forman parte de un plan integral que incluye:

  1. Capacidad industrial: lanzamientos casi mensuales con cohetes dedicados como los Gran Marcha 6, 8 y 12, optimizando la producción y el despliegue satelital.
  2. Servicios duales: desde conexión comercial hasta infraestructura de computación avanzada para defensa, ciencia y telecomunicaciones, con integraciones de IA y procesamiento en órbita.
  3. Desafíos regulatorios: interrogantes por contaminación lumínica y radioeléctrica, así como riesgos de basura espacial derivados de la fragmentación de etapas.
  4. Competencia global: acuerdos bilaterales con Brasil, Malasia y Tailandia, frente a la consolidación de Starlink.
  5. Innovación técnica: satélites con IA integrada, comunicaciones láser inter-satélite y sistemas de ultraenfriamiento, habilitando edge computing en órbita para mayor eficiencia y baja latencia.

Para América Latina, la irrupción de Qianfan y Guowang supone nuevas oportunidades para diversificar proveedores de conectividad satelital y reducir la dependencia de SpaceX, aunque plantea retos en regulación de espectro, ciberseguridad e impacto ambiental orbital.

En definitiva, el lanzamiento del cuarto lote de satélites consolida la posición de China como actor relevante en el internet espacial. La próxima década definirá su capacidad para equilibrar ambición comercial, objetivos estratégicos y sostenibilidad orbital.

Fuentes:

LiveScience

Wired

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