El 29 de mayo de 2025, a las 12:12 (hora de Beijing), el cohete Gran Marcha-4B despegó desde el Centro Espacial de Jiuquan, marcando la inserción en órbita del satélite Shijian-26, diseñado para pruebas multispectrales y experimentación en comunicación segura.
El 29 de mayo de 2025, a las 12:12 (hora de Beijing), el cohete Gran Marcha-4B (Long March-4B) despegó desde el Centro Espacial de Jiuquan, ubicado en el desierto de Gobi, para colocar en órbita el satélite Shijian-26. El vehículo de lanzamiento mostró una trayectoria nominal y, tras alcanzar la velocidad de inserción orbital, el satélite se separó según el cronograma previsto.
El Shijian-26 forma parte de la serie Shijian, que agrupa diversas misiones de prueba tecnológica, observación terrestre y experimentación científica. Aunque las autoridades chinas no han divulgado todos los detalles técnicos, informes no oficiales indican que el satélite cuenta con instrumentos multispectrales para realizar calibraciones de sensores y ensayos de teledetección avanzados. Se baraja también la posibilidad de que incorpore tecnologías de comunicación cuántica para pruebas de transmisión segura.
Este lanzamiento es una de varias actividades programadas por la Administración Espacial Nacional China durante 2025. En los meses previos, se han desplegado los primeros prototipos de satélites destinados a una futura red de inteligencia artificial en órbita, con un objetivo de alrededor de 2 800 unidades; se ha continuado la construcción y expansión de la estación Tiangong, y se ha avanzado en las etapas iniciales del programa lunar, con el propósito de establecer un asentamiento humano permanente antes de 2030.
El Centro Espacial de Jiuquan, construido en la década de 1960, es uno de los principales puntos de lanzamiento de China para misiones a órbita baja y media. Su ubicación en el desierto de Gobi permite condiciones climáticas secas y una amplia zona de seguridad en caso de liberación de etapas o componentes. Con esta infraestructura, China busca consolidar su autonomía en el acceso al espacio y fortalecer sus capacidades de observación y comunicación desde la órbita terrestre.
El Shijian-26 operará en una órbita heliosincrónica, lo que facilitará el registro de imágenes con una iluminación constante sobre el área de interés. Se espera que el satélite envíe datos de calibración y mediciones espectrales a centros terrestres para validar nuevos algoritmos de procesamiento de imágenes y evaluar la degradación de sensores en condiciones reales de radiación. Al mismo tiempo, las capacidades de transmisión, posiblemente basadas en enlaces cuánticos o cifrado avanzado, podrían emplearse para probar protocolos de comunicación resistentes a interferencias externas.
China mantiene un ritmo constante de lanzamientos y desarrollo de satélites, con objetivos tanto civiles como estratégicos. Si bien el Shijian-26 no transporta cargas militares declaradas, la línea Shijian ha incluido en el pasado sistemas de observación de alta resolución y equipos experimentales para monitoreo de señales electromagnéticas. La acumulación de activos tecnológicos en órbita refuerza la posición de China como potencia espacial emergente y complementa proyectos a largo plazo, como la construcción de una constelación de navegación global equivalente al sistema Beidou y el desarrollo de módulos adicionales para la estación Tiangong.
En síntesis, el lanzamiento del Shijian-26 consolida una serie de hitos en la agenda espacial china y aporta nuevos datos para el avance tecnológico de satélites de observación y comunicación. Su operación contribuirá al perfeccionamiento de técnicas de calibración multispectral y probará protocolos de transmisión de datos avanzados. Además, forma parte de una estrategia más amplia que combina objetivos científicos, comerciales y de seguridad nacional.
Fuentes:
China National Space Administration (CNSA)
Xinhua News Agency