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Entrevista con Tulio Calderón, exgerente del área espacial de INVAP

Entrevista con Tulio Calderón, exgerente del área espacial de INVAP
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Por Eliana Fernández Massi

Latam Space conversó con Tulio Calderón, actual gerente de la división nuclear de INVAP y gerente del área espacial durante el proceso de incubación de la empresa de observación terrestre Satellogic en INVAP, en sus inicios allá por 2010 en Bariloche. 

La trayectoria tecnológica de INVAP, empresa emblemática en el sector espacial argentino, le permite a la empresa contar en la actualidad contar una amplia oferta tecnológica: reactores nucleares de experimentación, componentes para centrales nucleares, satélites de observación terrestre y de telecomunicaciones, componentes para satélites, equipos de medicina nuclear, plantas de liofilización, sistemas de control a distancia, redes de captura de datos, entre otros productos.

Una de las particularidades de la trayectoria de INVAP fue contar con una gerencia que encontró desafiante y motivador el proceso de desarrollo de tecnología que suele espantar al sector privado argentino. Un claro exponente de esta vocación por el desarrollo tecnológico es Tulio Calderón, exgerente del área espacial de INVAP y actual gerente de división nuclear de la empresa rio negrina. En diálogo con Latam Space, el directivo comentó sobre la actualidad del sector espacial a nivel global, los desafíos ante la creciente comoditización de los sistemas satelitales y el proceso de incubación de Satellogic, la primera empresa global de imágenes satelitales nacida en Argentina, que llegó a cotizar en NASDAQ.

Latam Space (LS): ¿cómo ves el desarrollo del sector satelital a nivel global en los últimos años?

TC: A nivel general, el gran desarrollo que hay en lo civil está haciendo que las tecnologías satelitales ya sean una parte más de los sistemas de captura, de transmisión y de uso de la información.

Pensemos en los satélites que miran a la Tierra: capturan datos relevantes para ciertos usuarios, típicamente en constelaciones chicas o medianas con alta frecuencia de revisita. Parte del procesamiento actualmente ya se hace a bordo, de modo que se baja solamente los datos necesarios. Esto hace que las comunicaciones sean más livianas. Pero, además, aprovechando su gran cobertura geográfica, los satélites pueden retransmitir a Tierra y usar todo lo que es la red de Tierra para mandar su información. Todo eso hace que haya mucho más contacto con los satélites de órbita baja y mayor capacidad de respuesta en tiempo real.

Otro desarrollo relevante se da en el ámbito militar, con los GNSS que tienen una aplicación civil infernal: los americanos (GPS), los rusos (GLONASS), los europeos (Galileo) y los chinos (Beidou). Entonces, la geolocalización ha hecho que ya nadie concibe alquilar un auto que no tenga un navegador. Eso es un cambio en la cultura de uso notable.

Con los teléfonos celulares, la geolocalización satelital apoyada con la geolocalización de bases terrestres hace que puedas monitorear activos en movimiento. ¿En qué se ve en el ámbito civil?  Tanto para marketing hecho medida para ciertos usuarios, como en sistemas de seguridad en excavaciones, por ejemplo, el GPS ya está internalizado. Y falta un paso más, que hasta ahora no se da por conservadurismo, que a nosotros nos interesa mucho por temas de radares, que es el sistema de navegación por GPS. Cuando suceda eso, los radares de control de tráfico aéreos, los secundarios, básicamente desaparecen. Es toda una industria donde la ubicación es crítica.

Otro tema relevante se da en el ámbito de las comunicaciones satelitales. La comunicación vía satélite geoestacionario ya es un mercado establecido, pero la comunicación directamente de tu teléfono al satélite está saliendo este año.

Entonces, en la integración de todas las cadenas de comunicaciones los satélites tienen un rol sí o sí.

Creo que en Argentina tenemos dos opciones interesantes, una es seguir trabajando las misiones nacionales y regionales, tanto los SAOCOM, como SABIA MAR, y la idea de desarrollar en Latinoamérica un par de satélites geoestacionarios meteorológicos, que tienen todo el sentido.

El otro tema relevante es el nicho de satélites geoestacionarios de nuevas de generación, lo que estamos haciendo por ejemplo con Turquía donde hay posibilidades de tener satélites muchísimo más eficientes con propulsión iónica que te libera espacio para la carga útil. Son satélites en banda Ka, que te permiten reutilizar frecuencia, brindando muchísimas prestaciones por un costo de misión más bajo.

El peligro de todo esto es que se está comoditizando la industria. Los lanzamientos son más baratos, los satélites y las cargas útiles están bajando de precio y con estas tecnologías que te permiten subir mucha carga útil con poco peso, el satélite es mucho más barato pero la cantidad de ancho de banda que te da es muy alta. Esa tendencia va a seguir. Como los proyectos son de montos más chicos, los márgenes son más chicos, entonces tienen más capacidad de resiliencia las empresas más grandes.

LS: Y esa comoditización de la manufactura del satélite, ¿a qué segmentos del mercado te parece que está afectando más?

TC: Te diría que observación de la tierra es la que está más comoditizada. Pero también es una comoditización que tiene que ser verificada si es real: si la calidad de las imágenes, la revisita y todos los productos derivados son igualmente buenos que con los satélites clásicos. Por ejemplo: cuando uno ve la información sobre la guerra en Ucrania… sí, hay mucho marketing alrededor de eso, pero básicamente la información que usan para decisiones militares suele ser de los satélites de alta resolución clásicos.

La comoditización en lo que es constelaciones implica mayor riesgo a nivel de constelación, ya que es un esfuerzo económico muy grande financiar la reposición continua. Eso estresa el modelo de negocios, así que hay que ver cómo funciona a largo plazo. Sin embargo, hay una tendencia interesante en ese segmento: al tener cobertura global resulta atractivo para los grandes grupos que buscan cobrar en todo el mundo a partir de infraestructura ya desplegada. A cualquier inversor le suena bien eso, el modelo de negocios parece tener una base potencial de usuarios muy grande.

LS: Y siguiendo desde el punto de vista del fabricante: en el caso por ejemplo de las constelaciones para imágenes satelitales, pareciera que el modelo de negocios de las operadoras de satélites de observación, particularmente las que han comenzado como startups, es proveer servicios dedicados para gobiernos o para grandes empresas, ¿esta posibilidad de que lo brinden como si fuera un servicio representa una amenaza para los fabricantes a nivel global? porque estas empresas están integradas verticalmente y se ocupan de todo, no contratan a fabricantes de satélites, ¿cómo lo ves?

TC: Creo que prestan servicios de mercados diferentes. Las constelaciones chicas de satélites apuntan a mercados que tienen que ver con fenómenos que tienen alta dinámica, donde necesitas la frecuencia de revisita alta: controlar tráfico en algún lado, ver cómo cambia alguna variable o evoluciona una emergencia local. En cambio, en lo que es cobertura de grandes áreas, contra los satélites grandes no tienen grandes ventajas porque con la parte óptica necesitas poder comparar imágenes de hoy, de mañana y de ayer, hay cierta información de alta precisión que solo surge de esa misión.

Los clientes de las misiones son actores diferentes. En un caso son los Estados buscando tener imágenes de cobertura territorial grandes, con bases de datos de mucho tiempo, que se pueden correlacionar con otras. En el otro son clientes más chicos que están apuntando a un servicio que pueden tomar y luego dejar, y que la inversión de la constelación la hace un inversor, que tiene que mantener el segmento espacial volando y el segmento terreno, a riesgo de las ventas de mercado, que son muchas ventas chicas. Entonces es diferente el modelo, éstas están mucho más orientadas al usuario. Por eso sólo algunas van a sobrevivir. Algunos nichos de venta van a haber, pero como toda industria nueva hay que verla todavía. Sobre todo, porque las constelaciones éstas duran poco, 2, 3 años, 4 años. Siempre se ve que, en las constelaciones, el riesgo está en el replenishment, en qué medida el modelo de negocio permitió juntar todo el CAPEX de vuelta y reinvertirlo. Así que todos los estudios de mercado que hay son de prospección muy larga y muy especulativos respecto de la demanda, que como toda demanda hay que ver si se materializa. Pero es un terreno interesante.

Otro problema de estas iniciativas es que hay muchísima disponibilidad de variedad de tecnologías. Por ejemplo, los drones: los drones pueden subir a 1000, 2000 metros y bajar, ahí capturar imágenes espectaculares de zonas grandes, decenas de kilómetros cuadrados, con resolución impensable para los satélites. Y son increíblemente más baratos y los gestiona directamente el usuario. Hoy en día un dron con una cámara, con prestaciones muy buenas, están a unas decenas de miles de dólares, lo que es súper tentador para las empresas que prestan servicios.

LS: en el momento en que Satellogic fue incubado acá en INVAP estuviste como gerente del área espacial. ¿Nos podés contar un poco cómo fue eso, el proceso de incubación de Satellogic?

TC:  En 2003 yo andaba por Boston abriendo Black River Technology una empresa de INVAP en Estados Unidos. Ahí nos conocimos con Jonathan [Altszul] y Emiliano [Kargieman] que estaban con su empresa Core Security trabajando allá. Luego en 2010 me llama Lino [Barañao], diciendo «Che, Tulio, está volviendo Emi y quiere hablar con vos porque quiere hacer algo acá en Argentina después de haber estado en Singularity, en Silicon Valley». Emiliano venía con la idea de hacer una constelación de observación terrestre. Le digo, “bárbaro, satélites”. Me responde «No, cubitos, Cubesats». Dije bueno, para empezar, está bien.

Lino [Barañao] tenía clarísimo que él apoyaba esto con un proyecto inicial para hacer un par de CubeSats, para demostrar que era una tecnología alcanzable a las masas y que todo era abierto.

Emiliano se vino a Bariloche con un par más, y acá les enseñamos las prácticas normales en lo que es tecnología espacial. Ellos estaban integrando cosas potentes, muy chiquititas, sin importarles si aguantaban o no las condiciones en el espacio. “Lo que importa es que sobreviva la especie, no el individuo”. Eran satélites de demostración, Capitán Beto y Manolito.

Lo de incubar empresas de capital de riesgo lo hemos hecho en INVAP antes varias veces. No es para nosotros un negocio de inversión económica, sino de ayudar a que haya más alta tecnología en Argentina. Lo nuestro es generar trabajo acá. A nosotros nos sirve para experimentar con nuevas tecnologías y de paso, si les va bien y generan trabajo en Argentina, mejor. Desde el origen de INVAP a esto le llamamos el cuarto escalón: son las empresas que incubas vos pero que después crecen solas.

Pasado los dos primeros Cubesats y aportado el financiamiento que puso el ministerio más el que pusimos nosotros, la siguiente fase era ir a un proyecto más grande. Y ahí es donde teníamos diferencias sobre cómo financiar eso. Una idea era que se financiara y se hiciera en Argentina. Pero si se hacía en Argentina, y eso es lo que pasa hoy, no vas a lograr que venga capital privado. A lo sumo se puede recaudar 10 millones, 20 millones. Pero 100 millones de dólares no te van a venir. No es el monto que un inversor pone acá, porque no tiene reglas estables para recuperar eso en el futuro. Y la otra cuestión es que el mercado no está acá. Si el mercado fuera agricultura, sí. Pero si el mercado es global, como pasa en satelital, es una apuesta compleja.

Entonces Satellogic consiguió financiamiento externo, montos relativamente chicos, y se mudó a Uruguay. A la vez cambió el modelo de negocio: pasaron de hacer satélites chicos a hacer satélites medianos con cámaras hiperespectrales. Pasó a apuntar a un nicho de mercado más complicado, donde no había incumbentes.

Si seguís este nicho, ves que lo que se promete para conseguir fondos es extremadamente difícil: lanzar 300 satélites en tres años produciendo en serie en Holanda, con costos más altos. Pone a prueba todo el modelo de negocios y la resiliencia de los inversores, más aún en el contexto actual macroeconómico y situaciones como la guerra en Ucrania.

Pero si el plan de negocio original no sirve, normalmente aparece otro plan alternativo, que es el que te permite seguir para adelante, aunque sea con una operación redirigida. Esto es algo que me parece muy bueno: la capacidad de reorientar negocios, lo cual es imprescindible en este ámbito.

Para todo lo que es el área nuclear, espacial, y aeronáutica, hay cuatro condiciones que se tienen que dar para que los proyectos avancen. Primero, la perspectiva de inversión tiene que ser de largo plazo, no es para impacientes y hay que tener recursos. Segundo: no tenés que ser débil de corazón, porque esta cosa pasa por unas… Tercero: es para gente comprometida, consigo mismo, con el equipo, con la empresa y con el país. Por último, tenés que amar lo que haces, porque estas cosas no se hacen con gente que entra y sale.


*Eliana Fernandez Massi es ingeniera industrial, becaria doctoral de CONICET y doctoranda en Desarrollo Económico en la Universidad Nacional de Quilmes.

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