El día de ayer la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) presentó su nueva misión denominada “Tecnología de Vuelo en Formación Autónomo (ALOFT)”, como parte de su proyecto de arquitectura segmentada. La misión estará conformada por dos cubesats casi idénticos, con los cuales la agencia espacial busca experimentar y validar tecnologías de vuelo en formación y comunicación inter-satelital. Se prevén lanzar de aquí a tres años, a una órbita de entre 500 y 700 kilómetros de altura sobre la Tierra.
La misión ALOFT (sigla por “Autonomous LEO Formation Flying Technology”), probará en el espacio conceptos de navegación y control orbitales para el vuelo en formación autónomo. Estará compuesta por dos nanosatélites estandarizados denominados “cubesats”, con 30 centímetros de diámetro y la tecnología más avanzada disponible comercialmente, equipados con micro-propulsores, un receptor GNSS de última generación (multiconstelación y multibanda), diseñado por el laboratorio SENyT de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), y enlaces de comunicación entre satélites.
Según Leonardo Comes, gerente de Gestión Tecnológica de la CONAE, se trata de “una misión de demostración tecnológica cuyo objetivo es lograr el dominio de tecnologías habilitantes. En particular se busca probar conceptos de comunicación intersatelital y algoritmos propios de control y de navegación en tiempo real, que apuntan a dominar el vuelo en formación”. El concepto de vuelo en formación implica que los satélites vuelan en una configuración de visibilidad mutua en la misma órbita y manteniendo sus posiciones relativas de manera segura pero laxa.
“La arquitectura segmentada involucra el desarrollo de plataformas de satélites que trabajan de una manera colaborativa, donde cada uno tiene sus instrumentos y puede complementarse con los otros. Para poder implementar estos sistemas, necesitamos dominar ciertas tecnologías básicas que vamos a probar con ALOFT, como la comunicación intersatelital, para comunicar múltiples plataformas, y el vuelvo en formación, para determinar el tipo de posición orbital que deben tener entre ellas”, detalló Comes a través del comunicado de la CONAE.
El proyecto ALOFT se enmarca en un proyecto de largo plazo de la CONAE basado en el concepto de arquitectura segmentada e iniciado con el trabajo de la agencia, empresas e instituciones científico-tecnológicas argentinas en la misión SARE. La arquitectura segmentada es un paradigma en la industria espacial distinto al de las constelaciones, que promueve el lanzamiento de “enjambres” de pequeños satélites capaces de compartir recursos en órbita y cooperar entre sí, al combinar información de sus instrumentos, con tiempos de fabricación y costos más reducidos. Esto se logra mediante satélites más pequeños (lo cual abarata el lanzamiento) y el uso de componentes comerciales, entre otros factores.
El proyecto de arquitectura segmentada de la CONAE también incluye una actualización de la misión SARE, que apunta a satélites entre 75 kilos y 250 kilos, para que en el futuro puedan ser puestos en órbita con el Tronador II, el lanzador de satélites argentino que también se encuentra en desarrollo por la agencia espacial nacional.
La iniciativa también involucra el diseño de una nueva plataforma de servicios flexible, llamada Patagonia, adaptable a los requerimientos específicos de cada misión, que puede ser óptica, de radar o poseer diferentes instrumentos. También se prevé utilizar componentes comerciales “espacializados”, es decir, adaptados a las condiciones requeridas para su vida en el espacio, los cuales son más accesibles en el mercado, agilizan los tiempos de fabricación del satélite y permiten reducir costos.
Josefina Pérès, gerenta de Proyectos Satelitales de la CONAE, destacó que también estudian la posibilidad de distribuir el peso de la misión, colocando la memoria y el instrumento en satélites diferentes, y trasfiriendo los datos de un satélite a otro que vuele cerca y en formación. También analizan distribuir los instrumentos: “Podríamos tener un laboratorio de satélites en órbita con distintos sensores que, al volar cerca con una geometría controlada, nos permita obtener diferentes imágenes del terreno. Incluso podríamos utilizar tres satélites, dos con los instrumentos y otro con el servicio de bajada de datos”, adelantó Pérès.