Tras una falla en el vuelo inaugural del Ariane 6 y el lanzamiento fallido de la empresa china iSpace, un Falcon 9 de SpaceX sufrió una falla en la etapa superior del lanzador en un nuevo vuelo de satélites Starlink. El motor de la etapa superior de un Falcon 9 de SpaceX funcionó mal durante un lanzamiento el 11 de julio, forzando a la empresa a realizar “desmontaje rápido no programado” que provocó la pérdida de un lote de 20 satélites Starlink.
El lanzamiento, producido desde Vandenberg, California, llevaba 20 satélites Starlink, 13 de los cuales tenían capacidades de conectividad directa a dispositivos (D2D). El grupo se denominó 9-3, el tercer lanzamiento dedicado a la capa 9 de la constelación, que suele incluir cargas útiles Direct-to-Device (D2D).
Como es costumbre en las misiones Starlink, la primera etapa del cohete fue recuperada con éxito después de aterrizar en un dron de SpaceX en el océano Pacífico. Sin embargo, durante el primer encendido de la segunda etapa, se notó a través de la trasmisión en vivo una inusual acumulación de hielo en la cubierta que rodea al motor. Esa acumulación, que no se observa en los lanzamientos típicos del Falcon 9, no pareció afectar el rendimiento de la etapa.
SpaceX, que finalizó su transmisión web del lanzamiento en ese momento, no confirmó la combustión que tenía prevista ni el despliegue de los satélites Starlink. Finalmente, Elon Musk, director ejecutivo de SpaceX, en las redes sociales publicó dos horas después del despegue: “El reinicio de la etapa superior para elevar el perigeo resultó en una RUD (desmontaje rápido no programado) del motor por razones que aún se desconocen”.