Mientras la atención se concentra el despliegue de satélites en órbita baja, la verdadera barrera de la infraestructura espacial global se encuentra en tierra.
El segmento terrestre es una red crítica de estaciones desde donde se reciben, procesan y distribuyen los datos generados por los satélites. Su función, aunque menos visible, es indispensable para el funcionamiento de servicios como observación de la Tierra, telecomunicaciones, meteorología e internet satelital.
De soporte técnico a activo estratégico
Históricamente dominado por entidades públicas como SSC (Suecia), EUMETSAT (Europa) o NOAA (EE.UU.), el segmento terrestre evolucionó rápidamente. El aumento exponencial de satélites en órbita y la necesidad de comunicaciones casi en tiempo real han convertido esta infraestructura en un campo de competencia tecnológica y geopolítica.
Empresas privadas como Kongsberg Satellite Services (KSAT), con más de 200 antenas en 100 ubicaciones, y Atlas Space Operations, proveedor del Departamento de Defensa de EE.UU., han tomado un papel protagónico. También destaca Leaf Space, especializada en Ground-as-a-Service para pequeños satélites, con operaciones en Europa y Medio Oriente.
Northwood Space: irrupción desde Silicon Valley
En 2024, la startup Northwood Space, fundada por Bridgit Mendler —ex actriz y doctora del MIT— irrumpió en el sector al prometer una red global de estaciones terrestres 5G-IoT con capacidad de hasta 100 Gbps por enlace. La empresa, con sede en California, recaudó más de 6 millones de dólares en su ronda semilla y planea instalar nodos en seis continentes antes de 2026.
Mendler declaró: “Estamos construyendo una red que escale al mismo ritmo que las misiones que debe soportar”, en referencia al desfase actual entre la capacidad terrestre y la velocidad de expansión del tráfico orbital.
Tecnologías clave: de antenas electrónicas a virtualización
El nuevo modelo de estaciones terrestres apuesta por:
- Antenas phased array (electrónicamente orientables) en reemplazo de sistemas mecánicos.
- Software de gestión dinámica de tráfico para optimizar los tiempos de acceso.
- Modelos virtualizados, similares a los servicios de nube, que permiten el uso compartido y bajo demanda.
Un ejemplo claro de esta tendencia es AWS Ground Station, el servicio lanzado por Amazon Web Services en 2018, que permite a operadores acceder a estaciones remotas integradas directamente con sus servicios en la nube.
América Latina: potencial logístico aún en desarrollo
La región latinoamericana presenta condiciones ideales —amplio territorio, alta demanda de conectividad y baja densidad de estaciones— para convertirse en un nodo estratégico. Sateliot, la startup catalana de IoT satelital, consideró a Brasil y Argentina como posibles ubicaciones. Northwood Space también estudia Chile y Colombia.
Sin embargo, la instalación de nuevos nodos enfrenta desafíos importantes: disponibilidad de espectro, marcos regulatorios estables e infraestructura técnica adecuada.
La dimensión geopolítica del segmento terrestre
Controlar el ground segment significa tener acceso a los datos, priorizar enlaces y condicionar el servicio. Por eso, Estados Unidos y China ampliaron su competencia espacial también hacia el terreno. Beijing instaló estaciones S-band en África y América Latina bajo programas científicos, aunque con potencial uso dual para sus futuras constelaciones como Spacesail. Washington, en paralelo, promueve nodos de KSAT y AWS en bases aliadas.
El segmento terrestre ya no es solo un soporte técnico: es una palanca de poder estratégico.
Un mercado en expansión
Según estimaciones de mercado, el sector del segmento terrestre satelital fue valorado en 7.500 millones de dólares en 2024. Se proyecta que alcance más de 18.000 millones para 2030, impulsado por el auge de constelaciones satelitales y el ecosistema New Space.
Fuentes: