El Ministerio de Defensa ruso comunicó en Telegram la exitosa partida del cohete, describiéndolo como “un aparato espacial lanzado en interés de la defensa”. El despegue se desarrolló sin contratiempos, en lo que ya es el quinto lanzamiento militar desde Plesetsk en el año. La imagen del Soyuz-2.1b elevándose al espacio reafirma la rutina de lanzamientos que se ha convertido en parte del paisaje tecnológico y militar de esta región del norte de Rusia.
La siguiente fase fue casi tan rápida como el despegue. Minutos después de alcanzar su órbita, el Ministerio de Defensa anunció que el satélite había entrado en contacto con el sistema de control en tierra de la Fuerza Aeroespacial de Rusia. En un mensaje destinado a tranquilizar a los altos mandos y al público, los especialistas aseguraron que el satélite “opera con normalidad” y que sus sistemas están en perfecto funcionamiento.
Este lanzamiento no es un hecho aislado. El cosmódromo de Plesetsk, uno de los puntos estratégicos de la infraestructura espacial rusa, ya ha sido testigo de múltiples despegues militares en 2024, incluyendo tres lanzamientos previos con cohetes Soyuz-2.1b y otro con un cohete Angará-1.2. La constancia de estos eventos subraya la determinación de Rusia de mantener una presencia espacial activa, a la par de las grandes potencias. Con esta misión, Rusia alcanza los 12 lanzamientos de cohetes en lo que va de año, lo cual ha permitido poner en órbita un total de 37 satélites desde sus principales cosmódromos en Plesetsk y Vostochni, dentro de territorio ruso, y el emblemático Baikonur, en Kazajistán.
Cada lanzamiento refuerza la señal de que la carrera espacial sigue viva, y Rusia parece decidida a no perder terreno.