Un equipo de científicos japoneses ha marcado un hito en la exploración espacial al desarrollar el primer satélite construido parcialmente con madera, un proyecto que combina ciencia moderna con técnicas tradicionales de carpintería. Este innovador satélite, conocido como LignoSat, fue lanzado recientemente en un cohete de SpaceX desde el Centro Espacial Kennedy en Florida. La misión busca probar la viabilidad de la madera como material espacial, en lo que podría ser el inicio de una nueva era en la ingeniería aeroespacial sostenible.
Detrás de esta iniciativa están Koji Murata, profesor de ciencia forestal y biomateriales en la Universidad de Kioto, y Takao Doi, ingeniero y exastronauta de la NASA. En 2017, Doi se planteó la pregunta: ¿es posible que en el futuro, una sociedad humana en el espacio pueda cultivar madera para utilizarla como material de construcción renovable? La respuesta a esta incógnita inspiró a un equipo de científicos de la Universidad de Kioto y expertos en madera de Sumitomo Forestry, una de las empresas madereras más antiguas de Japón, a desarrollar un prototipo que pudiera soportar las duras condiciones del espacio.
La madera de magnolia fue seleccionada cuidadosamente tras un largo proceso de evaluación. Los investigadores probaron inicialmente tres tipos de madera: abedul, cerezo y magnolia. En 2022, estas muestras fueron enviadas a la Estación Espacial Internacional, donde pasaron casi ocho meses bajo intensas radiaciones cósmicas y extremas temperaturas. Los resultados fueron sorprendentes: la magnolia no mostró signos de daño, descomposición o deformación. Sus propiedades de bajo peso y su resistencia a la rotura hicieron de esta madera la opción ideal para resistir el entorno hostil del espacio.
La magnolia, conocida por su durabilidad y ligereza, también fue trabajada con una técnica ancestral japonesa de carpintería llamada “sashimono”, que utiliza uniones complejas en lugar de tornillos, clavos o pegamento. Este proceso artesanal permitió fabricar los componentes del satélite de forma precisa y sin añadir materiales adicionales, maximizando la resistencia y estabilidad de la estructura de madera en el vacío espacial.
Para ensamblar el satélite, el equipo de Murata y Doi contó con la colaboración de dos maestros carpinteros de Kioto, expertos en la restauración de monumentos históricos como el Castillo de Nijō. Equipados con sierras, cinceles y otras herramientas tradicionales, estos artesanos trabajaron minuciosamente en cada pieza de madera que formaría parte de LignoSat. La inclusión de técnicas artesanales en el desarrollo del satélite representa una fusión única de tradición e innovación en un contexto tecnológico de vanguardia.
Murata señala que pocos ingenieros consideran la madera para aplicaciones de alta tecnología, pero este proyecto demostró que los materiales tradicionales aún pueden desempeñar un papel en la exploración espacial. Según el científico, esta colaboración entre técnicas de carpintería y ciencia espacial podría abrir nuevas posibilidades en el diseño de estructuras más sostenibles.
El satélite de madera, que mide aproximadamente cuatro pulgadas por lado y cuenta con componentes adicionales de plástico y silicona, se unirá a la Estación Espacial Internacional antes de ser colocado en órbita en diciembre. La misión de LignoSat incluirá monitorear cómo la madera de magnolia responde a las condiciones del espacio, evaluando aspectos como su expansión y contracción debido a la exposición a temperaturas extremas. Además, los científicos buscarán verificar si la estructura de madera puede medir el campo geomagnético con precisión en un entorno sin metales.
Durante seis meses, los investigadores registrarán los cambios y el rendimiento de la madera en órbita, hasta que el satélite termine su misión y se desintegre en la atmósfera terrestre. Según Murata, este experimento puede sentar las bases para futuras aplicaciones de materiales naturales en el espacio, abriendo el camino para un enfoque más sostenible en la construcción de tecnología espacial.
Con este lanzamiento, el equipo de científicos japoneses desafía la noción de que la madera es un material anticuado para la tecnología moderna. La elección de la magnolia y su cuidadosa preparación son un recordatorio de que la innovación también puede surgir de lo antiguo, y que la exploración espacial puede beneficiarse de materiales renovables en su búsqueda por llegar más lejos y con mayor conciencia ambiental.