Esta mañana la empresa de lanzamientos SpaceX realizó la tercera prueba de vuelo de la nave espacial más potente del mundo, Starship, integrada al lazador Super Heavy de la compañía.
En una trayectoria suborbital planificada para probar varios hitos de funcionamiento, se completó la inyección de trayectoria suborbital planificada, la prueba de apertura y cierre de la puerta del compartimiento de carga útil (desde la cual se desplegarán satélites Starlink de nueva generación) y la prueba de transferencia del propulsor. La prueba se consideró exitosa más allá de que se canceló el reinicio planificado del motor Raptor en el espacio y la perdida tanto del booster como de la nave Starship poco antes de caer en el Golfo de México y en el Océano Índico, respectivamente. El booster se estrelló en el océano después de un aterrizaje tardío; mientras que la nave espacial perdió contacto a aproximadamente 65 km de altitud durante la reentrada en la atmósfera terrestre.
El lanzador Starship, que explotó en el aire durante la última prueba de lanzamiento en noviembre de este 2023, mide aproximadamente 120 metros de altura. Es un proyecto esencial tanto para los planes de SpaceX de implementar su sistema de internet Starlink de segunda generación (que implica lanzar más satélites de mayor masa que los de primera generación) como para la NASA, que utilizará una versión de aterrizaje lunar de Starship para llevar astronautas a la luna en la misión Artemis 3 a través del programa Human Landing System (HLS). Asimismo, la entrada de Starship al mercado de lanzamientos comerciales representa una nueva posible oferta de vuelos de viajes compartidos, de suma importancia para operadores de costelaciones y satélites pequeños.