Veng continúa con su plan de acción y objetivos para el segundo semestre de 2023

Por Daniel Miliá

Veng SA ha sabido ganarse un lugar en el mercado aeroespacial. En la actualidad, además ser el contratista principal en el desarrollo del lanzador satelital de la CONAE, le brinda servicios de ingeniería, integración y ensayos para misiones satelitales como así también servicios de operación y mantenimiento de la infraestructura de los distintos Centros Espaciales.  En los últimos tres años, la empresa ha comenzado a brindar servicios tecnológicos para terceros, con el objeto de fortalecer su sustentabilidad al mismo tiempo que promueve el desarrollo industrial nacional a través de sus capacidades.

La empresa lleva adelante para la CONAE el desarrollo del prototipo de “Lanzador Tronador II” incluido en el Programa Inyector Satelital para Cargas Útiles Livianas (ISCUL) en carácter de contratista principal.  Dentro de este marco, está trabajando en un plan basado en propulsión nacional para ambas etapas del TII-250, que serán desarrolladas con la misma tecnología, basada en turbobombas de ciclo abierto con cámara regenerativa, y en ambos casos se utilizan  Oxígeno Líquido (LOx) y Kerosene como propelentes.

En lo que respecta a actividades para misiones satelitales, la empresa está activamente involucrada en el proyecto SAOCOM, en la que tiene a su cargo la operación del Centro de Control de Misión, comúnmente llamado “Mission Operation Center” (MOC) y el desarrollo de software, ingeniería   y mantenimiento de herramientas para la calibración y solución de “No Conformidades” en vuelo de los satélites de la “Constelación SAOCOM 1”, y el soporte técnico a los elementos de calibración y validación en tierra de dicha constelación. Asimismo, VENG durante el segundo trimestre lleva adelante el desarrollo, manufactura y ensayos de componentes electrónicos satelitales, como el caso de la “Data Ingestion Box” (DIB) para el sistema de gestión de datos de los instrumentos de la Misión SABIA-Mar, la antena para el “Data Collection System” (DCS) para la Misión SABIA-Mar, y una computadora de abordo satelital para cargas útiles generales, en el marco de nuevas misiones satelitales.

En cuanto a sus metas para 2023, recientemente publicó su plan de acción y objetivos para el segundo semestre de 2023, entre los cuales figuran:

  • Desarrollos mecánicos asociados a los vehículos “Lanzadores Tronador II”, y fabricación de grandes componentes y subensambles.
  • Desarrollo de la aviónica y el sistema de navegación, guiado y control de los vehículos de la serie Tronador.
  • Desarrollo de motores y subsistemas de propulsión para las etapas superior e inferior de los lanzadores TII-70, TII-150 y TII-250.

No resulta extraño entonces que la mayoría de su fuente de facturación proviene del propio Estado Nacional. De hecho, se estima que los ingresos para el ejercicio 2023 derivados de contratos con la Comisión Nacional de Actividades Espaciales alcanzarán el monto de $10.256 millones, evidenciando una suba del 50% respecto al año anterior, mientras que los derivados de contratos con terceros treparán hasta los $635 millones.

La rentabilidad esperada por los accionistas se estima en $1.567 millones, marcando una suba del 15,28% anual una vez descontados los costos y gastos de operación. En lo que respecta a inversión para capital de trabajo, no se prevé la realización de inversiones significativas, más allá de las que puedan concretarse con los ingresos del giro normal de la empresa y/o subsidios/aportes no reembolsables (ANR) del Estado Nacional, no significativos económicamente para el desarrollo de las actividades previstas y/o el incremento puntual de determinadas capacidades productivas, tales como la adquisición vehículos, máquinas, equipos de producción y grandes herramientas.

A su vez, VENG no proyecta en lo que resta del año la realización de inversiones significativas, más allá de las que puedan concretarse con los ingresos del giro normal de la empresa y/o subsidios/aportes no reembolsables del Estado Nacional, no significativos económicamente para el desarrollo de las actividades previstas y/o el incremento puntual de determinadas capacidades productivas, tales como la adquisición de hardware, software, vehículos, máquinas, equipos de producción y grandes herramientas.

Paralelamente, el pasivo no presenta relevancia en los estados contables de la firma estando en su mayoría concentrado en la cuenta de proveedores, el cual consta de un periodo medio de pago de 45 a 60 días.  No obstante, en las consideraciones para el presente ejercicio deja abierta la vía al financiamiento privado, citando “en caso de ser necesario, podría recurrirse al sistema bancario para la obtención de créditos a corto o mediano plazo”.

Autor: Daniel Miliá. Magister en Gestión Económica y Financiera de Riesgos Especialista en Mercado de Capitales. Lic. En Economía. Autor de libros y artículos de finanzas y mercado de capitales. Conferencista nacional e internacional.

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