LandSpace completa la fabricación de su centésimo motor TQ de metano reutilizable en siete años, un paso clave para el lanzador ZQ-3 y la reducción de costos de lanzamiento hasta un 70 %.
LandSpace ha fabricado su motor de metano reutilizable número 100 en su planta de Huzhou, provincia de Zhejiang. Siete años después de iniciar su programa de propulsión desde cero, la empresa privada china demuestra que ya domina la escala de producción en serie de motores para cohetes reutilizables. Este hito técnico allana el camino para el ZQ-3, el primer lanzador chino diseñado para recuperación completa, cuyo debut comercial está previsto para la segunda mitad de 2025.
En septiembre de 2024, LandSpace validó con éxito un prototipo de motor TQ en un ensayo de despegue y aterrizaje vertical a 10 km de altitud, que incluyó el primer encendido en vuelo durante el descenso. Esa prueba confirmó la viabilidad del ciclo de reutilización orbital: no basta con despegar; el verdadero desafío es recuperar y volver a encender el motor con fiabilidad.
El ZQ-3 ofrecerá un empuje de 900 t métricas y aspira a reducir los costos de lanzamiento hasta en un 70 %, compitiendo directamente con modelos establecidos que aún dependen de hardware desechable. Mientras SpaceX tardó más de una década en cerrar el ciclo de reutilización, LandSpace lo ha conseguido en siete años, exhibiendo una velocidad de innovación propia de un ecosistema industrial estratégico.
El Informe de Trabajo del Gobierno chino para 2025 incluye al sector espacial comercial como “fuerza productiva emergente de alta calidad”, una calificación que equivale a una directiva política. Las empresas como LandSpace operan dentro de una estrategia nacional de autonomía tecnológica, en la que el espacio deja de ser dominio exclusivo de agencias estatales para convertirse en terreno de industria privada alineada con objetivos de Estado.
En clave geopolítica, la producción masiva de motores reutilizables posiciona a China no solo como actor de mercado, sino como potencia con capacidad de definir estándares operativos globales. La tecnología de reutilización habilita además nuevos modelos logísticos y de servicios espaciales, con implicaciones económicas y de poder en el siglo XXI.
Para América Latina, el avance de LandSpace ofrece dos lecciones: primero, el espacio es un ámbito accesible para la industria cuando existe una visión de país coordinada; segundo, quien desarrolle primero la infraestructura y la tecnología impone las reglas del juego. China no persigue a nadie: está abriendo su propio carril en la economía espacial global.