Mientras trabajan para realizar el demorado vuelo tripulado de la cápsula Starliner, Boeing y la NASA descubrieron una «vulnerabilidad de diseño» en la forma en que se utilizan los sistemas de propulsión de la cápsula Starliner para regresar a la Tierra.
Como parte del programa de tripulación comercial de la NASA , esta misión largamente retrasada representará el primer lanzamiento tripulado del vehículo. Si tiene éxito, brindará a la NASA (y en el futuro a los turistas espaciales) más opciones para llegar a la órbita terrestre baja (LEO).
Después de frustrar un intento de lanzamiento el 6 de mayo para reemplazar una válvula sobrecargada en el cohete Atlas V que llevará Starliner al espacio, los ingenieros identificaron una fuga de helio de un colector en el sistema de propulsión construido por Aerojet Rocketdyne, una subsidiaria de L3Harris.
A su vez, mientras analizaban ese problema, encontraron otro problema: Starliner normalmente usa sus propulsores de maniobra orbital más potentes para desorbitar, ya sea en una configuración de cuatro o dos propulsores. El respaldo a esos métodos es el uso de ocho propulsores de control de reacción, que normalmente se utilizan para maniobras más pequeñas.
NASA, Boeing y Aerojet dedicaron los días siguientes a realizar análisis para comprender la situación. El equipo determinó que la fuga de helio probablemente se debe a un defecto en un sello dentro del colector o a su instalación incorrecta, y creen que no es un problema de diseño común en los otros 27 componentes del vehículo. Sin embargo, las empresas aún planean volar con él, ya que reemplazar el sello llevaría demasiado tiempo y los ingenieros de Boeing confían en que podrían completar el vuelo incluso con una explosión completa.
Los ingenieros también idearon un método alternativo que permitiría a Starliner regresar a la Tierra con sólo cuatro de sus propulsores de control de reacción, en lugar de ocho. Eso le permitiría sobrevivir a la pérdida de dos conjuntos de propulsores adyacentes alrededor de la cápsula.
